La infidelidad
constituye el primer indicador de
divorcio en todo
el mundo, sin importar sexo, raza o religión. Es uno de
los retos más grandes con que se enfrentan muchas
parejas. Sin lugar a dudas, es uno de los motivos que
mayor dolor puede causar en una relación.
Convirtiéndose, además, en un generador activo de
frialdad y
desconfianza.
Si se quiere salvar la relación porque el compromiso
afectivo es importante, la postura más inteligente
frente a una infidelidad sería mantener la cabeza fría.
Conservar la serenidad y ser objetivo. Intentar
comprender qué ha motivado ese comportamiento.
Aunque sería
el ideal, no siempre es posible ser tan comprensivo. Hay
muchas personas que consideran la infidelidad como una
situación insuperable. Son incapaces de perdonar y,
mucho menos de olvidar. Tienen miedo de que la situación
se vuelva a repetir.
Causas de la infidelidad
Normalmente una persona no es
infiel porque
sí. Si se está realmente enamorado de la pareja, es
difícil, que por más que se ponga en situaciones de
riesgo la infidelidad llegue a su
fin. Suelen existir desencadenantes previos. Los más
normales son: sentimientos de abandono, deterioro
afectivo,
falta de comunicación
o simplemente falta de amor.
En la práctica no sirve de mucho conocer las causas.
Cuando una pareja llega a una situación así, es difícil
mantener la
objetividad suficiente para poder analizarlas. El
impacto del hecho hace ver las causas como simples
excusas. Difíciles de admitir.
Diferencias por sexo
El siguiente paso sería analizar la actitud del
infiel. Si lo admite, si se muestra arrepentido y si
pone todo su empeño para enmendar la situación. Por
doloroso que resulte, hay
que tomarse las cosas con calma y pensar si vale la pena
o no continuar.
Según Juan García Gómez, orientador familiar y director
de Delphos: ”Cuando la infidelidad es casual en el
hombre, suele haber un arrepentimiento, un ajuste y un
reconocimiento del error cometido”.
Sin embargo, cuando la que comete una infidelidad es una
mujer: ”La
posibilidad de entendimiento suele ser más difícil. Pero
cuando hay una relación continuada fuera del matrimonio,
tanto para la mujer como para el hombre, normalmente no
hay arreglo” termina diciendo Juan García Gómez.
La solución más efectiva
Cuando en la pareja una persona ha entregado mucho y a
cambio recibe una traición, pierde la confianza tanto en
el amor como
en las pequeñas cosas de la vida. Sólo el paso del
tiempo, una dosis alta de madurez y el
diálogo
permitirán que se pueda recuperar.
En la mayoría de los casos, una comunicación abierta con
el compañero/a dará la solución más efectiva. No hay que
caer en la trampa de callarse los problemas y no
conversarlos. Ante la duda de la infidelidad, el primer
paso es hablar serenamente con la pareja. Tratar de
averiguar las razones y establecer si se pueden superar.
Intentar comprender lo que pasó y reconstruir la
relación quizá sea
difícil, pero merece la pena intentarlo. En todo caso,
conviene afrontar el conflicto con calma. Y evitar dar
cosas por supuestas antes de hablar.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |