Tomado de Encuentra.com
Lo que como padres debemos tener en cuenta es que la
comparación, el favoritismo y la falta de atención a los
hijos, sólo incrementan la rivalidad entre hermanos y
debilita las relaciones familiares. Es necesario tener
reglas básicas dentro de casa, para que los niños
sepan exactamente qué es correcto o incorrecto.
Lo importante es tener paciencia, pues en la
mayoría de los casos el problema desaparece solo. De
todas maneras se debe actuar siempre con la máxima
neutralidad en estas luchas, repartiendo el cariño con
la máxima equidad, aunque haya algún hijo que por su
carácter apacible y bonachón se haga querer más que los
demás, mientras que a otros, por todo lo contrario, sea
más difícil manifestarles cariño.
Edades más conflictivas
Según los psicólogos una de las etapas de mayor agresión
entre hermanos es entre los 7 y 12 años, pues es el
período donde nacen los juegos en equipo y se buscan
socios. Si analizamos algunas de las características de
esta etapa podremos explicarnos mejor las razones de
estas peleas.
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Son muy subjetivos: A esta edad el niño ve las
cosas desde su punto de vista. Es incapaz de analizar
en abstracto y menos de ponerse en el lugar del otro.
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Compiten
por inseguridad: Como una forma de adquirir seguridad,
el niño busca demostrarse a sí mismo y a los demás su
capacidad. Aparece la competencia con sus pares y las
consiguientes actitudes: molestar, hacer rabiar,
elegir él lo que quiere y no ceder.
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No son autocríticos: En estos años los niños
tienen además una autocrítica muy baja y su percepción
es muy subjetiva. Defienden a ultranza su punto de
vista y siempre creen que tienen la razón. Por ello
sienten muchas veces que los padres son injustos y que
prefieren al hermano.
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Reconocen
al competidor: Los hijos en esta etapa además de
sentirse capaces, quieren ser autónomos y hacer las
cosas a su manera. Por eso no compiten con los adultos
ni con los hermanos mucho más chicos, sino con el
hermano que le pone la barrera que es el más cercano a
él en edad.
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Hacen rabiar: Esta actitud es clásica. El que
gana lo demuestra, ostenta el triunfo. Al mostrar
públicamente la debilidad del hermano, se siente
superior. El derrotado queda irritado, propenso al
conflicto. Lo más seguro es que busque su venganza.
¿Qué deben hacer los padres para
no crear celos?
1.
Dar otras oportunidades:
Si un hijo se saca un 6 de promedio y el hermano un 4,5,
no hacer comparaciones. Al que tiene notas inferiores
estimularlo por sus logros y tareas bien hechas y no
esperar a que saque un seis para alabarlo.
2.
Evidenciar el amor:
En la familia debe predominar el cariño, el contacto
entre padres e hijos. Que exista un sentimiento de amor
evidente. Sólo así brotan confesiones verdaderas.
3.
Enseñar a expresar las emociones:
Es muy importante que los padres incentiven el uso del
lenguaje en los hijos para que se puedan verbalizar las
emociones. Así se ayuda a no acumular rencores. Se van
moldeando las peleas y se puede reflexionar respecto de
lo que sucedió y por qué sucedió. El ideal es que
después de producido un “round” los adultos llamen a los
involucrados y que cada uno dé su versión. Es importante
escuchar y atender antes que Impartir un castigo
indiscriminado.
4.
Ser un espejo:
Los adultos pueden ayudar a que sus hijos se conozcan a
sí mismos, comprendan mejor sus puntos débiles y
aprendan a manejarlos. El diálogo, eso sí, debe ser
concreto. Es muy positivo contarles las peleas y
problemas que ese papá o mamá tuvieron cuando chicos.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |