Tomado de la revista: Salud Vital
• Buscar los aspectos en común.
En lugar de la rivalidad, ver cuáles son los aspectos en
común con ella y tratar de potenciarlos. Por ahí, las
dos estén pasando por el mismo momento de la vida,
tengan poca diferencia de edad o hijos muy parejos.
Puede ser muy bueno poder compartir estos aspectos y
generar un vínculo más sano. Si hay buena predisposición
de los dos lados, puede llegar a convertir en la hermana
que uno nunca tuvo y siempre quiso tener o en una amiga
muy cercana.
• Aprender de ella.
La bronca también puede tener su raíz en que ella se
anima a enfrentar a su suegra o a su propia madre, y una
no. O, que tiene una buena relación con su marido y sus
hijos. En este caso, lo mejor es ver qué es lo que hace
ella para lograr una relación armoniosa con los demás y
tratar de llevar a cabo su mismo plan.
• Separar los tantos.
Lo mejor es tratar de diferenciar la relación con
el hermano y con la cuñada. Se puede tener una relación
armoniosa con los dos e independiente el uno del otro.
Esto puede llegar a enriquecer la relación y a llevar
más calma a la familia.
• Ver qué está haciendo una.
La envidia y la competencia puede estar generada desde
uno mismo. Por eso, en este caso lo mejor es tratar de
pensar si uno no tiene algo de responsabilidad en lo que
está pasando y si la rivalidad con la cuñada, no se
repite en otros ámbitos.
En
definitiva, hacer todo lo que uno tenga al alcance para
estar mejor con los demás. Lo cual, sin dudas, repercute
en el propio bienestar.
¿Y con
la suegra, cómo andamos?
La
relación con la suegra es otra de las relaciones
políticas que suele traer algunos roces y conflictos. Si
bien hoy en día reina la compresión y la relación ha
ganado una mejor reputación, todavía quedan algunos
resabios del clásico modelo de suegra. Cuando aparecen
las peleas y rivalidad, la actitud más sabia es "correrse"
y "no engancharse". Lo mejor es tomar un poco de
distancia y no enfrentar a la suegra. Seguramente, se
trate de una persona mayor, que llegó a cierta edad sin
poder resolver algunas cuestiones de su vida. Una buena
receta es poder "terciarizar" el asunto. Lo mejor es
dejar que el marido "tome cartas en el asunto". El hijo
puede ser el que le ponga los límites a su madre. Las
frases del tipo: "Mirá tu mamá me hizo este comentario y
no me hizo sentir bien. Tratá de hablar de hablar vos
con ella", pueden ayudar a calmar los ánimos. También
puede ser una buena opción alentar los encuentros
exclusivos entre la suegra y su marido. Además, la nuera
tiene que ver en cuenta que el problema no es "ella",
sino el rol que ocupa en su familia política. Puede ser
que su suegra no tenga una buena relación con su familia
y que hayan proyectado una relación con el hijo o que no
pueda separarse de él. El consejo para las suegras, si
les tocó una nuera un poco "complicada", es poder
separar los tantos. Y tampoco engancharse con la
agresión y la rivalidad ajena. Suegras y nueras no están
obligadas a competir. Pueden formar una buena alianza. Y
aprender a compartir al marido-hijo que aman.
Mi nene, el mejor
La
rivalidad entre cuñadas también puede "salir a la luz"
en ciertas cuestiones con los hijos. En un clima de
aparente tranquilidad y armonía, las cuñadas pueden
demostrar sus ganas de pelear y su competencia, con la
comparación de los hijos de cada una. Los logros
obtenidos por cada uno, el rendimiento escolar, la
facilidad para los deportes y hasta el cariño ganado por
los abuelos pueden ser motivo para la "declaración de
guerra". En este caso, lo mejor es ver qué le está
pasando a cada una y tratar de no trasladar los
proyectos propios que "quedaron en el aire" a los
propios hijos. Además, los abuelos pueden cumplir con un
rol fundamental de mediadores. El primer paso es que
traten de tener el trato más equitativo posible. Por más
que vean a algunos nietos más que a otros o que tengan
más afinidad con uno que con otro. Por ejemplo, si los
abuelos se van de viaje, conviene traerles el mismo
regalo a todos, invitarlos a dormir a su casa a todos
juntos o, en la medida de sus posibilidades, programar
salidas, para incentivar la relación entre primos y que
las cuñadas dejen de lado su rivalidad.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |