Al
principio de una relación de pareja es común que se
generen conflictos debido a que choquen
Adaptado del artículo del Lic. José J. Martínez
Antes de ser una pareja, existen dos personas con
diferentes mundos, los cuales representan la historia de
sus familias de origen, las experiencias de lo que han
vivido, de lo que han experimentado con otras personas,
de cómo se han ido sintiendo a lo largo del proceso de
su propia vida; se suman a estos factores las creencias,
ideas, gustos, pasatiempos, religión, moral personal y
sobre todo sus emociones.
Al empezar a vivir en pareja, estos dos mundos se
empiezan a mezclar y en muchos de los casos el acoplar
estos factores no es fácil y se llegan a crear fuentes
de conflicto sustentados en la necesidad de imponer al
otro las ideas y experiencias propias, como si fueran
una verdad absoluta, o como si la razón estuviera de
nuestro lado. Es de esperar que estos factores choquen y
se generen pequeños conflictos.
Para sobreponerse a esta pequeña crisis matrimonial es
necesario:
El respeto entre los
miembros de la pareja es fundamental. Estar
constantemente manipulando y usurpando el espacio
personal del compañero o compañera sentimental
desencadena conflictos serios, ya que la pareja puede
sentirse controlada y manipulada dentro de su espacio
vital. Respetar la individualidad del otro y su espacio
vital es fundamental para una convivencia sana entre la
pareja.
La comunicación.
Mantener un diálogo abierto con la pareja evitando
descalificativos, agresividad, ironía, etc., afrontando
las diferencias y aprendiendo a escuchar poniéndonos en
el lugar del otro es la base para una armoniosa relación
de pareja.
Las muestras de afecto.
Dar y recibir cariño que hasta el noviazgo había sido
fundamental, también lo es en la relación de pareja.
Solo que al desarrollarse la vida en pareja es uno de
los factores que, debido a la cotidianidad de la
relación, se empiezan a desaparecer, se nos olvida
decirle a la pareja que la queremos, que nos importa,
dejamos de hacer las cosas que le gustan y casi siempre
caemos en la rutina de las obligaciones. Expresar
afectos fundamentales como: el cariño, la ternura, la
calidez y la pasión ayudan a mantener encendida la
relación y superar cualquier conflicto.
La confianza al
igual que el afecto es uno de los principales pilares de
la pareja. La inseguridad, el miedo o la angustia
ante lo que puede estar haciendo o pensando la pareja
ocasiona ansiedad, depresión, persecuciones, que
convierten la relación en una lucha, que es causante de
conflictos serios. Si nuestra pareja no nos ha dado
motivos probados para tener desconfianza evitemos este
tipo de pensamientos teniendo una actitud positiva.
La solidaridad. La
vida moderna requiere de repartir las tareas sobre todo
en el hogar, ayudar, colaborar, ser solidarios uno con
el otro es uno de los pilares de la convivencia. En
muchas parejas el hombre considera que al trabajar ya
está exento de las tareas del hogar, y generalmente
menosprecia las actividades de la mujer, cuando la mujer
está dedicada al hogar. Se trata de equilibrar la
cooperación, reconociendo que ambos tienen derecho al
descanso y ambos requieren atención.
La flexibilidad. Los
seres humanos deberíamos presentar flexibilidad y
adaptación a los cambios. En la vida de pareja también
se necesita la flexibilidad sobre todo en la convivencia
y en los cambios que se den con el tiempo. Si la pareja
tiende a la rigidez e inflexibilidad de ideas y hábitos
puede llegar a asfixiarse, porque cae en la monotonía,
el aburrimiento, la rutina hasta llegar al hastío, sobre
todo cuando estos factores sólo satisfacen a uno de los
miembros de la pareja.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |