Por Elena Urkijo. Profesora
Tomado de Son tus hijos.com
Dentro de nuestra labor educativa, los padres y
profesores tenemos un gran reto como es el de educar
para formar buenas personas.
Hoy en día, ya se ha demostrado que el tener un alto
coeficiente intelectual o el ser un experto en
determinada materia, no es ninguna garantía de éxito
profesional ni de una vida feliz.
Esta sociedad en la que vivimos, cada vez valora más a
aquellas personas que se conocen a sí mismas, que tienen
autocontrol, que son equilibradas emocionalmente o que
demuestran empatía.
Por este motivo, desde educación infantil debemos ir
sentando las bases y dedicar nuestro esfuerzo a educar
el corazón y los sentimientos de los niños.
Es primeramente en la familia donde se le presentan a
los hijos las virtudes que se quieren transmitir, tales
como: el orden, el trabajo, la fortaleza, la sinceridad,
la generosidad, etc., pero un importante ámbito, donde
los niños pondrán en práctica aquello aprendido, será el
de las relaciones sociales.
Es aquí donde me quiero centrar, con el propósito de
señalar algunos aspectos, en los que tanto padres como
profesores debemos colaborar para que nuestros hijos y
alumnos vayan creciendo como personas.
- Enseñar a compartir. Los niños a estas edades
son bastante egocéntricos, una buena manera de abrirse a
los demás es a través de la generosidad y ésta puede
empezar con un simple intercambio de algún juguete. Con
el tiempo aprenderán a compartir y a jugar juntos con
los mismos juguetes.
- Enseñar a jugar con todos. Habrá que animar a
los niños a que dejen jugar a todos aquellos que piden
participar en el juego y a los que son más tímidos y no
se atreven a preguntar, se les podría invitar a que
ellos también entren a formar parte del juego. De tal
forma, que nadie se quede excluido y a nadie le hagan el
vacío.
- Enseñar a conseguir las cosas sin pegar. En
ocasiones, los niños son demasiado impulsivos y en
cuanto alguien les molesta o no consiguen lo que quieren
utilizan el manotazo, el empujón o la patada para lograr
lo que desean. Como adultos les podemos ayudar a poner
en palabras aquello que quieren sin utilizar la fuerza.
Como último recurso, se les puede decir que busquen la
mediación de un adulto, pero lo que debemos evitar los
mayores es el empleo de frases tipo, “si a ti te pegan,
tú pega”.
- Enseñar a pedir perdón y a perdonar. Los niños
deben aprender a pedir perdón y a relacionar ese gesto
con el firme propósito de no volver a repetir aquello
que está mal. No siempre por el mero hecho de decir “¿me
perdonas?” y dar un beso todo está solucionado, habrá
que mostrarles también las consecuencias de sus actos.
También es importante que los niños aprendan a perdonar
de corazón, de manera que no les queden sentimientos de
rencor o venganza.
Continuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |