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www.emergencia.org.mx           Mar. 03, 2009    Boletín No. 767


 

 

 

 

La disciplina: ¡La tan trillada disciplina! Parte II

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En general, lo mejor es usar más dirección y firmeza cuando son pequeños y más comunicación cuando son mayores. Por ejemplo, decirle a un niño de dos años que la calefacción quema puede llegar a hacerle comprender con el tiempo que no quema, pero retirar su mano y decirle con firmeza ¡no!, le hace comprenderlo de forma inmediata.

SABER ELOGIAR

Es más fácil que nos fijemos en lo que hace mal un niño que en lo que hace bien. Los padres estamos tan ocupados, que damos por sentado que la buena conducta se ha de dar por que si y que está garantizada con nuestra presencia.

Cuando las cosas van mal sacamos a relucir otro montón de “fechorías”, cayendo en el error de la crítica acabando todos sintiéndonos fatal. La crítica constante combinada con algún elogio da otros resultados. El niño llamará nuestra atención para conseguir la recompensa como sea. Si el modo de enfocarlo es negativo, usará medios negativos para llegar a nosotros. Pero si nos concentramos en los “hechos positivos” se conseguirá una mejor conducta como respuesta, porque de este modo el niño obtiene más atención que es lo que en definitiva buscamos todos.

Si no estamos acostumbrados a elogiar, puede resultarnos difícil al principio, pero cuando más se aplica, más natural y fácil es. Enseguida comprobamos que los elogios son una influencia tan poderosa que solo con unos pocos se pueden lograr nuevas conductas y con un poco menos se mantendrá el cambio. Quizá temamos que los niños se acostumbren y dependan del elogio (o recompensa), es posible que actuando de forma indiscriminada se pueda provocar algún problema en niños inseguros o que hayan sido siempre el centro de atención. Pero sabemos por experiencia que son más los que no reciben bastantes, que los que reciben demasiados. Si se usan ciertas directrices para aplicarlos, comprobaremos que es una técnica de disciplina muy eficaz.

Elogiar adecuadamente: Abrazos, besos y otras señales de afecto son muy eficaces. Si el niño es tímido utilizaremos “signos secretos especiales”, un guiño o levantar el pulgar le harán notar que lo ha hecho bien. A veces un comentario sobre su comportamiento será suficiente, aunque parezca que no le dan importancia, si el hecho se repite de forma adecuada, comprobaremos que si le ha llegado el mensaje y que es eficaz. No debemos olvidar que todo el mundo se cansa de las cosas buenas si se tienen demasiadas. Hay que ser creativo y cambiar de frases y efusiones, por ejemplo elogiarle delante de un amigo o familiar. De vez en cuando los elogios se pueden acompañar de un pequeño premio.

Elogiar inmediatamente: Son más eficaces si se producen en el momento del hecho bien realizado. No debe pasar mucho tiempo sobre todo si son pequeños. Podemos acompañarnos de anotaciones donde los niños vean la progresión de sus conductas y aplazar las recompensas a cierto tiempo.

Continuará

Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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