Diana T. de Pozas
Imaginemos a una pareja en la etapa máxima de su
enamoramiento. Todo entre ellos es comunicación: se
hablan con la mirada, con una y mil frases bonitas, a
través de recados, tarjetas, cartas... ¡y hasta por
telepatía!
Pero, un día... ¿qué pasa? Algo molesto sucede que rompe
la comunicación, y de ahí se desencadenan una serie de
situaciones tristes, conflictivas, y tan dolorosas que
pueden llegar hasta la fractura o el rompimiento total
de la relación: esa pareja ha permitido que el ruido se
interponga entre ellos.
Pasa lo mismo que cuando hablamos por teléfono. De
pronto puede surgir en la línea un ruido extraño que
dificulta el entendimiento. Si el ruido es leve, sólo
molesta un poco pero se logra la comunicación, aunque
sea a medias. En cambio, si el ruido es estruendoso,
hace imposible que llegue el mensaje.
En el caso del teléfono, la situación se arregla
volviendo a marcar o conversando personalmente. Pero en
el caso de una pareja de novios ¡y sobre todo de
esposos! que hayan dejado entrar el ruido en su hogar,
el problema se vuelve difícil -aunque no imposible- de
resolver. Es importante, por eso, conocer los "ruidos",
de todo tipo, que pueden dañar a la pareja, con el fin
de evitarlos.
Tipos de ruido
Egoísmo
El esposo llega del trabajo y no puede, o no quiere,
desconectarse de los problemas o pendientes que tiene en
su empleo y con ello bloquea la comunicación en su
familia.
La esposa está tan entusiasmada hablando de su clase de
cocina que no deja al marido hablar de nada más.
Alguno de los dos ha tenido un día horrible y no puede
quitarse el mal humor, pero ni siquiera lo intenta, más
bien se desquita con el cónyuge o con sus hijos, como si
ellos tuvieran la culpa.
Uno de los dos no está en disponibilidad de comunicarse
porque está muy cansado, tiene demasiado sueño o se
siente mal.
Y en lugar de explicar su malestar, únicamente se duerme
dejando a todos con una sensación de no haber sido
tomado en cuenta y de que algo anda mal.
Todos estos casos son muestra de que las personas actúan
a veces pensando sólo en sí mismas y esto no resulta
justo para los demás. Este tipo de ruido resulta ser el
más común.
No tiene que ser drástico para que corte la
comunicación, basta con que uno de los dos
interlocutores -el que habla o el que escucha - no esté
realmente con ánimos de conversar para que se impida una
verdadera comunicación.
Contiuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |