Por Alfonso Aguiló
Un buen ambiente
familiar
La amistad entre padres e hijos se puede armonizar
perfectamente con la autoridad que requiere la
educación.
Es preciso crear un clima de gran confianza y de
libertad, aun a riesgo de que alguna vez sean engañados.
Más vale que luego ellos se avergüencen de haber abusado
de esa confianza y se corrijan.
En cambio, cuando falta un mínimo de libertad, la
familia se puede convertir en una auténtica escuela de
la simulación.
A los adolescentes les cuesta mucho obedecer pero tienen
que entender que, guste o no, todos obedecemos. En
cualquier colectivo, las relaciones humanas implican
vínculos y dependencias, y eso es inevitable. No pueden
engañarse con ensueños de rebeldía infantil.
En definitiva, obedecer es a veces incómodo, es verdad.
Pero tienen que descubrir que no siempre lo más cómodo
es lo mejor. Deben darse cuenta de que el mejor camino
para ser libre es lograr ser dueños de uno mismo. Han de
comprender que sólo una persona bien curtida en la
obediencia juvenil será libre en la edad adulta.
Para pensar
-
Procura fijarte más en los valores positivos de los
demás. Y al observar sus defectos, o lo que te parece
a ti que son defectos, piensa si no los hay -esos
mimos- también en tu vida.
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No debes olvidar que -no se sabe en virtud de qué
misteriosa tendencia- todos solemos proyectar en los
demás nuestros propios defectos.
-
No pierdas la paciencia. Cuando pienses cosas como "le
he dicho a esta criatura por lo menos cuarenta veces
que... y no hay manera", no dejes de preguntarte si
quizá también tú te has propuesto cuarenta veces
muchas cosas que luego no has logrado hacer.
-
Esto no quiere decir que no debamos exigir y corregir
porque nosotros no seamos perfectos. Pero cuando
alguien es consciente de sus propios defectos, la
tarea de educar se percibe casi como una tarea de
compañerismo: se celebra el triunfo del otro y se sabe
disculpar y disimular la derrota, porque se confía en
que le llegarán también tiempos de victoria.
-
Sé prudente antes de juzgar o corregir: recuerda
aquello de que el bien debe ser supuesto, el mal debe
ser probado; y eso otro de oír la otra campana, y
saber quién es el campanero...
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Para que la corrección sea eficaz, es preciso lograr
previamente un clima de confianza. A veces somos
rígidos y distantes porque estamos inseguros, porque
no nos lanzamos a educar es la confianza, y no debe
olvidarse que la confianza es un gran valor en la
educación.
... y actuar
Plantea en una tertulia familiar cómo podríais lograr
una mayor fluidez en la corrección, de manera que os
podáis decir unos a otros con cierta normalidad las
cosas que os molestan. No dejes de explicar que los
agravios o los enfados no deben quedarse dentro del
corazón, porque ahí se pudren; y que es preciso saber
perdonar y dar un voto de confianza a todos: el
verdadero perdón es siempre generoso en conceder
oportunidades de enmendarse.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |