Aprendiendo de la sabiduría oriental para mejorar el mal
genio
En nuestra vida cotidiana a menudo nos encontramos con
algunas personas que tienen poco temperamento y que por
su mal carácter parecen estar al borde de explotar en
cualquier momento. Algunas personas, en cambio, son muy
amables y suaves, tolerantes y gentiles, y poseen una
actitud de humildad ante la vida.
Algunas personas podrían decir que la risa, el enojo, la
tristeza, y la felicidad son la forma que tienen las
personas de vivir, pero controlar las emociones y en
especial la cólera es esencial para mantener una buena
salud. Es cierto que en este agitado mundo la vida se
desarrolla entre toda clase de conflictos, ¿quién no se
ha encontrado alguna vez con una situación que lo haya
hecho enojar? Aunque esto parezca bastante normal, la
cólera es perjudicial para el espíritu y, por ende, para
la salud.
La gente en la antigua China decía, “Siendo tolerante,
ganas paz y tranquilidad y siendo humilde, alcanzas un
nuevo horizonte”. Si uno tiene un noble carácter, puede
tolerar y no discutir incluso cuando hay un
malentendido, de este modo nos ahorremos muchos
conflictos y preocupaciones, disfrutando de una vida más
libre y sin confusiones.
Confucio dijo “La falta de tolerancia por pequeñas
molestias arruina grandes proyectos”. Sima Qian dijo,
“Un poco de impaciencia daña una gran estrategia” y
entre la gente china se dice, “La tolerancia puede traer
muchas bendiciones, y la armonía puede causar enorme
buena suerte”. “Siendo perseverante uno puede vencer
cualquier dificultad y siendo tolerante se puede
conseguir la armonía suprema”. Una conocida expresión de
la “Canción de Cien Tolerancias”, escrita por Zhang
Gongyi durante la Dinastía Tang, dice, “Una persona
compasiva tolera lo que la gente común encuentra difícil
de tolerar. Una persona sabia tolera lo que la gente
común no puede tolerar. Tolerar las dificultades siendo
perseverante produce ganancias. Tolerar la soledad sin
ser libidinoso atrae salud”.
Lin Zexu (1785- 1850), gobernador de las provincias de
Guangdong y Guangxi durante la Dinastía Qing tenía un
gran letrero colgado en la pared de su gran vestíbulo
que decía, “Controla la ira”. Un día, irritado por un
asunto comercial que estaba manejando, no pudo controlar
su ira y estrelló una taza de té contra el suelo. Cuando
miró el cartel “Controla la ira” entendió que se había
equivocado otra vez y cuando su sirviente estaba
limpiando su desastre, lo detuvo y él mismo lo limpió
para reflejar su arrepentimiento.
En la vida cotidiana, si uno pierde su temperamento
fácilmente cuando trata con la gente, es una indicación
de falta de autocontrol. Una persona que tiene mal genio
debería aprender de Lin Zexu para mejorar el
autocontrol, mirarse a sí mismo para reconocer sus
errores, prestar atención a “controlar la ira”, ser
pacífico, y utilizar la razón para convencer a los
demás. Nunca hay que ser indulgente con el enojo, esto
daña tanto a los otros como a uno mismo.
La medicina china antigua profundizó sobre el origen de
la ira y su impacto en el cuerpo humano. Sus
descubrimientos encontraron que la ira proviene de la
frustración, que la ira y la frustración son gemelas. La
frustración conduce a la explosión del enojo. Aquella
ira “consumirá el vigor”, causará “altas temperaturas en
el hígado”, y finalmente lastimará el hígado, todos
estos son principios bien conocidos para el común de los
chinos.
Son muchos los ejemplos de la vida diaria de personas
muriendo de rabia y enojo por una situación que no
pueden soportar. En la antigua China no era cuestión
menor y se reflexionaba mucho acerca de cómo sobrellevar
este sentimiento. Hay un viejo refrán que dice, “Tal vez
un plato hondo de arroz no puede llenar el estómago de
alguien, pero no poder demostrar su punto de vista puede
hacerlo explotar y morir”.
Al respecto, en China hay una historia muy conocida,
durante la época de los Tres Reinos. Zhou Yu (175 - 210)
era un gran general que quería vencer en todo a otro
general, Zhuge Liang; siempre buscaba la oportunidad
para derrotarlo en todo, y hasta incluso asesinarlo,
pero Zhuge Liang siempre estaba un paso delante de él.
Un día, organizaron una batalla de ingenio donde Zhou Yu
terminó vencido con una gran humillación, en ese momento
expresó una rabia tan grande y dio tantos gritos de
desesperación que vomitó sangre y murió debido a su
frustración.
La ira de mucha gente viene de la avaricia, de la
envidia y del egoísmo, hay peleas entre vecinos,
colegas, familiares o incluso entre extraños en la calle
pugnando por una diminuta pérdida o ganancia. Si uno
puede tratar la reputación y la imagen personal
ligeramente, entonces el enojo de uno naturalmente se
reducirá y uno ya no explotará por una diminuta pérdida
o ganancia.
En el devenir de la vida siempre encontraremos muchas
cosas irritantes. Pero si podemos girar nuestra
mentalidad enojada a una más despreocupada, entonces
podremos convertir la ira en armonía, y alcanzar un alto
nivel de conciencia. En la antigua China se ponía
énfasis en practicar la tolerancia, porque una persona
sabia no permitiría a la ira o al odio dominar su vida.
No se enoje con la persona que lo ha dañado, ya que
quizás colaboró en templar su voluntad. Esté agradecido
de la persona que lo ha recriminado, ya que le ha
enseñado a resistir. El buen ánimo modifica el entorno y
rompe las barreras entre la gente; cuando uno enfrenta
un insulto con una cálida sonrisa y responde con una voz
calmada, naturalmente emergerá la sabiduría para mejorar
el mal genio.
Lic. Rosa Elena Ponce V. |