De tu equilibrio como persona, de tu capacidad para
entenderte bien con tu pareja, depende lo felices que
sean tus hijos. La armonía en el hogar depende de dos
personas maduras que se aman y se entienden bien, y que
aman profundamente a sus hijos.
Las buenas relaciones entre los padres forjan niños
mentalmente sanos que se convertirán en adultos
responsables y maduros.
Por lo tanto el punto de partida de una familia feliz
son esos dos seres que forma la pareja de Padre y Madre.
Todo el universo obedece al AMOR:
“¡Amad, amad! Lo demás no importa nada”
Jean de La Fontaine
Cuentan que en una ocasión un esposo fue a visitar a un
sabio consejero y le dijo que ya no quería a su mujer y
que pensaba separase.
El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solo le dijo
una palabra: “Ámela.” Y luego calló.
“Pero es que ya no siento nada por ella”, insistió el
señor.
“Ámela” repuso el sabio.
Ante el desconcierto del hombre el sabio añadió lo
siguiente:
“Amar es una decisión no un sentimiento,
dedicación y entrega”.
“Amar es un verbo y el fruto de esa acción
es el amor.”
El amor es como un ejercicio de jardinería: arranque lo
que hace daño. Prepare el terreno, siembre, sea
paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá
plagas, sequías y excesos de lluvia, más no por
eso abandone el jardín.”
Y continuó: “Ame a su pareja, es decir: acéptela,
valórela, respétela, déle afecto y
ternura, admírela y compréndala. Y
eso es todo: ÁMELA”
Corta historia pero con mucha sabiduría ¿no cree usted?
“Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos a
una misma dirección.”
Antoine de Saint- Exúpery
Lic. Rosa Elena Ponce V. |