Dr.
Mario Pereyra.
De
su libro "En busca de la alegría de vivir"
Introducción
¿Qué es la “resiliencia”? La resiliencia es la
capacidad para soportar las crisis y adversidades en forma positiva,
logrando recobrarse. El término proviene de la física, Se aplica a la
elasticidad de un material capaz de resistir la rotura luego de un choque
o impacto con un objeto contundente. La traducían de la expresión
inglesa corresponde a "entereza”, es decir, a la fortaleza o
resistencia para salir airosos de las pruebas que nos golpean. En
psicología se utiliza el concepto para identificar los procesos y
hechos que permiten a los individuos y familias soportar los desafíos y
estados persistentes de estrés con éxito. Es mirar los problemas desde
sus posibilidades de superación y de la reparación. “Se trata de la
capacidad potencial de un ser humano de salir herido pero fortalecido
de una experiencia aniquiladora” (Walsh, 1998, l 4). “Este enfoque se
funda en la convicción de que el crecimiento del individuo y la familia
puede alcanzarse a través de la colaboración de la adversidad”
El concepto de resiliencia ocupa un lugar
importante en la teoría y las investigaciones, especialmente con
respecto al desarrollo del niño y la salud mental del adulto. Se
ha estudiado, por ejemplo, cOmo sobreviven algunos niños con buena
salud a una familia disfuncional y las virtudes que poseen ciertos
individuos para derrotar la adversidad. Investigaron qué recursos
tienen esos hijos de padres mentalmente enfermos para superar sus
experiencias tempranas de abuso o negligencia y llevar una vida adulta
normal y saludable. Se los ha llamado “niño invulnerable”
(Anthony et al., 1Y87), considerando que tienen una suerte de fortaleza
biológica o coraza caracterológica. Otro tema predilecto de los
estudiosos ha sido descubrir qué tienen esas personas que enfrentan
sucesos catastróficos, que producen un efecto devastador en la mayoría,
pero que en ellas les hacen sacar fuerzas de flaquezas y aprovechar al
máximo sus recursos positivos,
Varias investigaciones hallaron que un
temperamento despreocupado y alegre y un alto grado de inteligencia
contribuían a forjar la resiliencia, aunque no en forma definitiva y
concluyente. Más significativo parece ser la autoestima y la creencia
en la propia eficacia. Esa disposición hace más probable prevalecer
sobre las dificultades, a diferencia de aquellos que son dominados por
un sentimiento de impotencia. Quienes tienen confianza en sus propias
fuerzas y recursos —como descubrió Werner (1993) en un estudio sobre
700 niños nacidos en la pobreza de la isla Kawai- tienen más
probabilidad de superar eficazmente la adversidad. Kobasa y sus
colaboradores (1982; 1983} hallaron que las personas más resistentes al
estrés son aquellas que poseen tres características de personalidad,
que definieron en tres palabras, a saber: a) autocontrol: creen que son
capaces de controlar los eventos que se les presenta o pueden gravitar
sobre ellos; b) compromiso: se sienten profundamente comprometidos con
lo que hacen o identificados con la causa; y c) desafío: ven los
problemas no como algo abrumador, sino como desafíos apasionantes que
los pueden conducir a mejorías o superación.
Continuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |