Trinidad Aparicio Pérez . Psicóloga clínica.
Cuando te casas la
relación con la familia de tu pareja es inevitable.
Posiblemente sean personas con maneras de ser,
costumbres, gustos, etc. diferentes a los tuyos, lo que
podrá originar discrepancias o roces con ellos. Actúa de
manera inteligente, tratando de llevarte bien con ellos
y disfrutando de los momentos que tienen que compartir,
aunque esto os suponga un gran esfuerzo.
1. La familia de tu pareja
Cuando la relación de pareja va consolidándose el trato
con la familia del otro es más frecuente y va
adquiriendo más importancia. Pero es sobre todo al
inicio de la vida conyugal cuando comienzan las
obligaciones familiares, en las que se comparten
comidas, reuniones, celebraciones, etc.
Empiezas a formar parte de otra familia y, aunque el
contacto con ellos no sea muy frecuente, tendrás que
respetar sus costumbres, educación, y estilo de vida.
Esto supone un esfuerzo que puede chocar con tu manera
de ser pero que por amor a tu pareja y por respeto a su
familia tendrás que realizar.
Si te molesta la actitud que tienen contigo o si surge
algún conflicto, háblalo con tu pareja para que trate de
solucionarlo. Tu pareja deberá apoyarte a ti por encima
de todo y tratar de corregir estas actitudes, pero no
caigas en las criticas ni menosprecies a su familia y,
aunque no consigas solucionar sus conflictos, no estés
continuamente quejándote de la forma de ser de ellos o
del trato que tienen hacia ti. Es preferible que
mantengas cierta distancia si piensas que no te respetan
o si piensas que no puedes mantener una buena relación.
2. La familia de origen
Ahora tienes una vida independiente a la de tus padres,
has formado una familia y deseas que funcione, para ello
es necesario que dejes de depender de ellos y ellos de
ti.
Si lo ves necesario, ponles límite a tus padres. No
permitas que se entrometan en sus vidas y aclárales lo
importante que es para ti su relación. Hazles saber
también que aunque valoras mucho su opinión, hay temas
en los que no deben y no deseas que intervengan.
También puede ocurrir que los padres sientan cierto
temor a que los hijos se distancien de ellos y, para
evitarlo, recurren a quejas tales como que no los
visitan con frecuencia, no llaman por teléfono, a tus
hermanos los veo más, etc. haciéndole sentir de esta
forma que su comportamiento no es el esperado y
creándoles un sentimiento de culpabilidad. No cedas a
sus presiones si piensas que no tienen razón.
Debe quedar claro que esto no es lo común y que lo
normal es que la relación con los padres no se vea
afectada porque los hijos salgan del hogar y formen otra
familia. Por lo general, los padres se sienten felices
por la evolución natural de sus hijos aunque echarán de
menos la convivencia con ellos.
Continuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |