Miguel Carmena Laredo
Muchos padres de familia no saben cómo tratar a sus
hijos adolescentes. Quisieran ponerlos en manos de algún
técnico que tuviera la solución mágica para guiar su
educación en este período tan difícil y tan importante
para la formación definitiva de la persona. Pero la
solución sólo puede venir de los padres; los demás
podrán ayudar, pero no pueden suplir.
Hoy hay muchas teorías sobre cómo educar a los hijos,
que van desde la más absoluta rigidez hasta el completo
abandono y tolerancia. La experiencia nos ha demostrado
que ninguno de estos dos extremos produce frutos sanos.
Por eso, la mejor opción es una vía humanista y muy
apegada al sentido común, que encauce a nuestros jóvenes
hacia modelos de comportamiento que les ayuden a crecer
como personas y construir sociedades más a la medida del
ser humano.
¿Cómo son los
adolescentes?
Cada vez resulta más frecuente oír a los padres de
familia quejarse de que no conocen a sus hijos
adolescentes.
Para ayudar y encauzar a un adolescente es muy
conveniente conocer qué es la adolescencia y cuáles son
las características fundamentales de este período.
Características de la
adolescencia
Época de cambios:
En este período el
muchacho o la muchacha comienzan a constatar cambios en
su cuerpo, en su estado de ánimo, en su sensibilidad y
no saben cómo manejarlos. Sienten nuevas tendencias
instintivas y aún no tienen una capacidad de razonarlas,
ni un equilibrio temperamental para afrontarlas con
madurez.
Época de búsqueda y autoafirmación
de sí mismos: El adolescente rechaza
todo lo que recibió en la niñez porque él quiere
construirse un mundo por sí solo, hecho todo por él. Por
eso rechaza hasta los valores que recibió en su familia.
Busca nuevas amistades y adquiere una cierta actitud de
rebeldía y de crítica ante todo, partiendo esto, de su
deseo de autoafirmación.
Época de formación de la
personalidad:
Es en esta etapa cuando, salvo alguna fuerte influencia
posterior, queda ya formado el carácter y fijada la
personalidad. El muchacho se hace colérico, flemático,
sanguíneo, como temperamento dominante para siempre.
Época de inseguridad personal:
Los cambios de este período, su anhelo, convertido a
veces en verdadera obsesión, por construirse su mundo,
llevan al adolescente a experimentar una fuerte
inseguridad e incertidumbre ante el futuro de la que
quiere salir por sí solo. Sin embargo, es cuando más
afecto necesita. Es el momento en que las adolescentes
se pasan mucho tiempo solas llorando o huyen
absolutamente de la soledad. Las reacciones pueden ser
contradictorias, pero siempre son objetivamente
exageradas.
Igual sucede con los muchachos, que se hacen
extrovertidos o introvertidos de forma exagerada, poco
equilibrada. En los dos sexos aparece muy fuerte la
búsqueda de afectos, de amistades íntimas y completas
que compartan con ellos lo que no son capaces de decir a
otros, precisamente por su inseguridad, porque se
imaginan una reacción negativa.
Época de formación de principios y
convicciones:
Según los psicólogos, el niño de aproximadamente 11 a 13
años forma su gramática de valores en la que comienza a
comprender el significado de lo que serán los grandes
principios que regirán su vida. Después, en la
adolescencia, fija definitivamente (salvo algún suceso
grave que impacte en su vida) la jerarquía de valores,
las convicciones que guiarán todo su comportamiento
consciente y libre. Esto significa que estamos ante una
época fundamental en la formación de la opción moral del
futuro hombre o de la futura mujer.
Continuará
Lic. Rosa Elena Ponce V. |